A lo largo del año, numerosos son los sorteos que se realizan donde se juntan enfermos del juego y jugadores esporádicos para rezarle al Dios Midas y ver cómo cambia su vida en un instante. Durante los últimos años, un equipo se ha convertido en principal valedor de jugárselo todo a la suerte, el constante tanking ha acompañado a los Suns que no se cortan a la hora de tirar partidos.
Con el paso de los años han sido varios los jugadores que han llegado a la plantilla y que en apariencia, su aportación sería lo suficientemente decisiva como para cambiar el rumbo de una franquicia deprimida. Booker, J.Jackson o Ayton son parte del selecto grupo de jugadores que no consiguen despegar en Phoenix y que cohabitan con la sensación de que las derrotas son parte de su ADN.
Un ejemplo muy práctico que sirve como polo opuesto a la situación de los Suns, fue la reconstrucción ideada por los Sixers con movimientos totalmente diferentes. Los de Philadelphia mantuvieron su confianza en el entrenador aun cuando una racha de derrotas históricas asolaba al equipo. Le dieron una, dos, tres… incontables ocasiones al proyecto hasta que encontraron las piedras angulares sobre las que cimentar.
Llegaron Nerlens Noel, Okafor, McConnell, Embiid, o Simmons entre otros y gracias a errar y aprender lograron generar un grupo ganador. Los jugadores que no convencían se fueron y mantuvieron aquellos que eran necesarios. Sobrepagaron a jugadores como a Reddick para que ayudasen a ganar partidos y que la franquicia fuese más atractiva a los ojos de futuribles incorporaciones. Soltaron a jugadores como Saric, Covington o Ilyasova y a cambio recibieron piezas que aumentaron el nivel de plantilla.
Los Suns tenían una extensa lista de jugadores que acabaron fuera de la franquicia sin sacar nada útil a cambio. Jugadores como Bledsoe o Knight bajaron su cotización de forma alarmante ante la inacción de una directiva sin argumentos. Terminaron saliendo por diversas razones pero con un denominador común, la nada. En Alex Len encontramos otro ejemplo parecido, aunque a mí no me parezca un jugador brillante, sí que lo consideraba un activo interesante que ha acabado en los Hawks con el mismo resultado que los anteriormente citados.
Para continuar, y pensando en hacer los mismo que los Sixers en el caso Reddick, los Suns acudieron al mercado buscando a un jugador consagrado y veterano que aumentase el nivel de la plantilla aunque supusiese un sobrecoste, y es ahí donde volvieron a errar. Ya no creo que haga falta hablar de cómo adquirieron a Anderson y para qué, pero el caso Ariza es hilarante. El jugador encontró en la desesperación de los Suns una máquina de dinero impensable hasta el momento para el alero que aprovechó la situación sin dudarlo. Todos sabemos el resultado final.
Es evidente que la gestión de la plantilla ha sido como mínimo mediocre por parte de la directiva, pero es que el cuerpo técnico ha errado de forma continuada y casi se podría decir que hiriente. Se torna incomprensible tanto el papel de algunos jugadores, como la compatibilidad de los mismos. No tiene ni pies ni cabeza la gestión grupal que afecta de forma directa a los resultados.
Cuando seleccionan a un jugador en el draft, el equipo debe de entender que tiene unas necesidades principales y con la incorporación del mismo se deberían cubrir. Pero en este caso, las necesidades fueron olvidadas y se priorizaron los jugadores que desde el punto de vista de la franquicia tenían una mayor calidad. A su vez no se ha sabido comprender cuales son las opciones que pueden aportar a la plantilla las piezas de las que consta.
Josh Jackson aterrizó en Phoenix con un potencial enorme y un aura de jugador díscolo, suponiendo para muchos un mar de dudas. El jugador vio tapada su capacidad para la dirección por culpa de los bases que ya formaban parte de la plantilla y fue apartado a otras demarcaciones que ensombrecen su juego. Es muy complicado encontrar un base que acompañe a Booker debido a su continúo abuso del uso del balón y su necesidad de constante protagonismo.
J. Jackson trae consigo la posibilidad de jugar desde los mandos. Su juego off-ball es muy mediocre y es evidente que tiene que mejorar en ello, pero tiene un físico privilegiado, con una envergadura que engaña. Parece que no es un base, pero en realidad es la posición que más se acomoda a sus características tan variopintas. Tiene el carácter para manejar el balón, tiene la visión para buscar a sus compañeros y entiende el juego de una manera tal que escoge habitualmente la mejor opción. Además su capacidad para defender es extraordinaria, con unos brazos muy largos, velocidad, primer paso potente, y unos movimientos laterales a tener en cuenta, se podría convertir en una gran pesadilla a la hora de proteger su aro.
Highlights Josh Jackson
Por lo tanto atendiendo a todas las posibilidades que otorga desde una posición de protagonismo no es entendible su condena al ostracismo de los laterales. No es un jugador que pueda tirar con velocidad y eficacia, por lo tanto está muy desaprovechado y poco a poco se une a la lista de jugadores que la franquicia está devaluando. Llegó a la liga con un gran cartel en uno de los mejores drafts de la historia y ha ido en caída libre.
A mi entender tiene las suficientes cosas buenas como para ser una estrella en un futuro, pero no está en el contexto adecuado. Si los Suns quieren crecer tienen que moverse de una vez y todo pasa por dos posibilidades. Entendiendo que el mero tanking no puede ser la única base sobre la que cimentar un proyecto, dos son las piezas que pueden atraer a ávidos General Managers en busca de pescar en río revuelto. Booker o J.Jackson.
Por el primero te pueden dar muchas cosas y por el segundo ya no tantas, pero puedes ser tú el que le dé la oportunidad a él tras el fallido reinado de Booker. Muchas dudas que resolver y mucho tiempo por delante. Desgraciadamente.