HISTORIA DE UN PROCESO
- 1 – El origen
Origen (Inception)
Un proceso es un conjunto de fases sucesivas de un fenómeno o hecho complejo. En el tema que tratamos es un proceso de reconstrucción de una plantilla con un techo muy bajo y con una aspiración no mayor que clasificarse para Playoffs. El problema y principal ventaja que cuenta este proceso es que no hay una serie de fases definidas, nadie tiene la fórmula mágica para hacer que esto ocurra. Sobre el papel es fácil intentar conseguir el mayor número de derechos de elección o “Picks” en el sorteo anual de jóvenes talentos disponibles (o Draft) a final de cada temporada, pero la realidad muestra que desconocemos cuánto puede durar ese tránsito y cuántas fases tiene. Esta fue la principal arma que esgrimió Hinkie y a la vez su guillotina.
En cierto momento en los Sixers de la era Hinkie, jugó Tony Wroten. No tuvo un larga carrera NBA debido a una lesión pero será recordado en esta historia por ser el primero que públicamente dijo TRUST THE PROCESS en una entrevista en 2015, mantra que se repetía desde dentro de la franquicia a los jugadores para que mantuviesen el ánimo alto en el futuro próspero que esperaban alcanzar. Nunca se oficializó a nivel de la franquicia ese lema, fue el mundillo NBA el que le dio su significado. Pero ahora, que el rumbo de la franquicia es el de un equipo competitivo, los Sixers registraron en Septiembre de 2018 la marca “Trust the Process” en la oficina de patentes.
Sam Hinkie actualmente es profesor en Stanford y colabora como asistente en análisis de datos para los Denver Broncos de la NFL. Pero si por algo es conocido mundialmente el profesor Hinkie, es por ser la mente detrás del proceso de reconstrucción más salvaje que se ha vivido en el deporte americano. El “Tanking” sin tapujos y reiterado.

Fuente: CBS Philly
Graduado Cum Laude en la Univesidad de Oklahoma, llegó a la NBA de la mano de los Houston Rockets. Previamente pasó por Australia en una compañía de consultoría, llegando a ser la mano derecha del jefe de Operaciones Darryl Morey. Tras ser rechazado en primera instancia en 2012 para el puesto de GM en Philadelphia, en 2013 fue contratado tras una entrevista en la cual (cuenta la leyenda) explicó mediante un Power Point todos los pasos necesarios que tuvieron que hacer los Rockets para acumular “assets” suficientes como para optar a fichar a James Harden cuando surgió la oportunidad. Aquel truco funcionó y Sam Hinkie tenía un plan: ganar la NBA
Philadelphia es una ciudad en la que el deporte se vive con intensidad, pero tiene una pobre tradición ganadora. Pese a tener franquicias en todas las grandes Ligas del deporte profesional americano, los campeonatos escasean. Apenas el año pasado lograron su primera para los Eagles en Futbol americano tras 58 años sin ganar el campeonato. Habitualmente con ganar en la rivalidad estatal contra Pittsburgh suele ser suficiente para colmar el ego en “The Quaker City”.
En el caso concreto del baloncesto, son 35 los años que se cuentan sin una victoria en las anheladas Finales y solo un paso por ellas para competir en el acto final de los Playoffs en 2001. No es extraño comprender que la ex capital de los EEUU acumule cierta fama de ciudad que no culmina grandes gestas deportivas.
Once franquicias de la actual NBA nunca han logrado el preciado anillo de campeón a final de temporada, y alguna como la banderola que cuelga en el “semi-nuevo” Golden 1 Center, pabellón de los Sacramento Kings, conmemora un título que data de hace 67 años. En el caso que nos ocupa son 4 anillos se han celebrado en la ciudad del amor fraternal siendo el primer campeón Oficial de la NBA en el año 1947 (entonces aún BAA) aunque dos de esos campeonatos técnicamente pertenezcan a Golden State Warriors, franquicia original que se mudó de la ciudad.

Fuente: NBA.com
Philadelphia es una de las franquicias históricas de la NBA, quizás incluso la mejor entre aquellas que no han tenido una dinastía prolongada y varias de las leyendas más importantes del panorama NBA han vestido esa camiseta. Caso de los icónicos Julius Erving, Moses Malone, Charles Barkley o Allen Iverson. La gran ventaja en el caso del baloncesto en Philadelphia es, que es el único deporte profesional que cuenta con solo un representante en el Estado, pues Pittsburgh tiene equipos profesionales tanto en la NFL, NHL y NBL, haciendo que se viva con cierto conformismo sus resultados mediocres. El caldo de cultivo ideal para la idea de Hinkie.
- 2 – En el nombre del padre

Fuente NBA.com
La peor racha perdedora de la historia con 28 partidos, cosechada entre el final de la segunda y la tercera temporada del “Process” (tras igualar la campaña anterior de 26 partidos seguidos con los Cavaliers), será el legado deportivo que dejará tras de sí la figura de Hinkie. Perder no es rentable y la NBA está incómoda con la situación de vender al mundo un producto tarado. Perder va contra la esencia misma del deporte de competición y se consiente que los equipos tengan temporadas malas con las que relanzarse al siguiente año o, al menos lo intenten. El “tanking” continuo y descarado ideado por Sam Hinkie no gustaba en las altas esferas de la NBA.
El valor medio de una franquicia NBA en esta última década y tras el gran contrato de patrocinio con TV ha hecho que no pare de aumentar constantemente en torno al 20% mientras que en la década anterior el crecimiento anual rondaba entre el 5% y el 8%. Los Sixers eran una franquicia con una valoración cercana a la media en el principio de la era “post-Iverson”, pero durante los 3 años del proceso paso a valorarse entre un 30% y un 40% menos que la media de las franquicias NBA. El proceso estaba costando millones de dólares a sus dueños. Los precios de las entradas se tuvieron que congelar y han permanecido en un precio medio menor de 40$ durante 5 temporadas. Pese a ello, aquellas 3 temporadas fue TOP 3 por la cola en asistencia de toda la NBA.
Tampoco el desarrollo de jóvenes iba por buen camino, ya que ninguno de ellos cumplía con el perfil de All Star que podía liderar la franquicia y, al contrario que al principio de la reconstrucción en el cuál había que quemar cualquier atisbo de lo heredado, se conservaban a los “picks” más altos. De entre los muchos que mendigaron contratos de 10 días, al menos uno consiguió ser jugador de nivel NBA. Este no es otro que Robert Covington.
La tan esperada perla elegida por Hinkie parecía materializarse en la figura de Joel Embiïd, pero no la vería jugar como empleado en Philadelphia: en un movimiento sorprendente la NBA no quiere que este siga al frente de las operaciones del equipo e impone que J.Colangelo sea la máxima autoridad. Hinkie no está de acuerdo, no acepta ser asistente de este y presenta su dimisión

Fuente: CBS Philly2
El legado que deja Hinkie, además de dos picks muy importantes en los siguientes Drafts (Ben Simmons y Markelle Fultz), será principalmente el de una persona que exprimió las reglas del juego. Cuentan los General Managers GM de otras franquicias que trataron con él, que era muy distante. Nunca hizo por cultivar las relaciones sociales y tenía un fuerte carácter que no demostraba en público. El entorno era tan tóxico que ni agentes ni GMs querían tener nada que ver con la franquicia. A la postre, nunca realizó ningún traspaso de importancia para comprobar si, como indicó en alguna ocasión, al ponerse algún agente libre de mucho prestigio a su alcance, utilizar los “assets” disponibles para hacer el intercambio. Su ópera prima quedó incompleta, muy lejos de la promesa de un equipo candidato al título y con una plantilla sobre la cual, como está pasando, no se evoluciona a los jugadores para que maximicen su potencial, no es muy distante de la que recibió en 2013
Más de 800 días tardaría en debutar Embiïd, a causa de las lesiones y del fallecimiento de su hermano menor. Pero se convertiría en el nuevo estandarte del “The Process”, ganándose un contrato máximo tras solo haber disputado 31 partidos, algo nunca visto en la NBA. La quintaesencia del hombre alto en la NBA moderna. Capaz de hacer la triple amenaza (pase, dribbling y tiro) cuando está lejos del aro, y es lo suficientemente fuerte y ágil como para ser dominante desde cerca. Incluso sabe postear. Un talento innato enorme. Lo mismo pasa con Simmons, otro portento físico descomunal que podría marcar una época como escudero de Embiïd, cual Magic y Kareem, y devolver por fin la tan ansiada gloria perdida a los Sixers.
Tal como expresó de la manera que más le gusta a Embiïd, en Twitter, “confiad en el Proceso, Hinkie cayó por sus pecados”.
Hinkie “ha muerto” pero mientras Embiïd y Simons lideren a la franquicia de Philadelphia, “The Process” seguirá vivo.
¿Y tú?
Do you Trust the Process?
- 3 – Apocalipse Now
El segundo es el primero de los perdedores. En el deporte americano no hay medias tintas y es la máxima expresión de esta máxima, valga la redundancia. Lo vemos en deportes como la NASCAR, donde directamente no existe el podio, hay un ganador y unas clasificaciones honoríficas de TOP5 y TOP10. Lo visualizamos claramente en la propia NBA, en donde los aficionados tienen muy claro que ser campeón de Conferencia no es ganar, solo el anticipo del plato principal: Las finales de la NBA, “The NBA Finals”.
El destino final es el campeonato. El anillo es el propósito, el órdago marcado por el arquitecto detrás de la ingeniería de este “Process” y que justificará cada traspaso y derrota que durante tres años hará de Philadelphia el mayor espanto de la historia del deporte profesional USA.
Si no puedes contratar agentes libres y no tienes grandes activos en tu plantilla para intercambiar por jugadores de impacto inmediato, la única manera de crecer es vía Draft. Para Hinkie, no había capacidad de atraer a ningún gran agente libre por tanto estaba claro que la fórmula era sencilla: absorber los peores contratos de la fauna NBA a cambio del mayor número de rondas del draft (lo más elevadas posibles) para tener en un futuro, talento joven que atraiga a estrellas y espacio salarial suficiente para pagarles.

Fuente: Sporting News
Tenemos el entorno ideal para llevar una reconstrucción de una plantilla elevada al máximo nivel, pero no tenemos aún la pieza fundamental para que los jóvenes alcancen su máximo potencial: el equipo técnico. El elegido fue un debutante en estas lides pero con todo el crédito de ser un asistente de larga duración del gurú Gregg Popovich.
En la plantilla que hereda Brett Brown, del año anterior llegan, como llegarán cada temporada, multitud de debutantes o “rookies”. Entre ellos, el primer año llegó Michael Carter Williams “MCW” que recibirá el premio a mejor debutante del año (Rookie of The Year) incluyendo un debut espectacular cerca del cuádruple-doble. Los activos principales que tenía Hinkie en su mano, eran los jugadores Thaddeus Young, Spencer Hawes, Evan Turner, Lavoy Allen y Jrue Holiday. El equipo no era un “contender”, pero tenía potencial de PlayOffs, más teniendo en cuenta que contaban con un pick de primera ronda en el draft de 2013.
Hinkie empieza el intercambio de todos los jugadores de la plantilla. Unos traspasos que parecen no tener fin: Jrue Holiday, joven All Star y prototipo del jugador sobre el que habría que reconstruir, es traspasado para obtener un pick de primera Ronda en 2014, que se convertiría en Nerlens Noel y en otra ronda que posteriormente sería Dario Saric, También lo es el joven prometedor Evan Turner. Un jugador muy barato, ya que por entonces aún estaba con contrato de Rookie. Y Thaddeus Young, un alero TOP15 en la época. Algunos movimientos simplemente eran para generar espacio salarial y conseguir segundas rondas de muy bajo poder negociador. Más de 50 movimientos durante los 3 años que estuvo al mando, muchos de ellos para dar la oportunidad a desconocidos para el gran público llegados de la G-League. Jugadores que completaban una plantilla nefasta que, en ocasiones, rozaba el esperpento al no tener en las retransmisiones de TV ni siquiera la foto de alguno de los titulares que iban a disputar el partido. Las elecciones del draft se multiplicaron de las 9 iniciales que tenía al llegar al equipo, a más de 25 para las siguientes 6 temporadas.

Fuente: Medium
Al final, la clave de toda reconstrucción es el Draft. Tanto por el jugador que eliges como por la manera en la que lo desarrollas. El problema de un proceso de reconstrucción es que no sabes cuánto tiempo te va a llevar formar un equipo ganador, si es que lo consigues. Y los novatos tienen una ventana temporal corta a partir de la cual sus renovaciones impedirán contratar a grandes agentes libres, pues consumirán el espacio salarial o “salary cap”. El convenio colectivo de los jugadores NBA, el CBA, beneficia al equipo que más talento tiene con poca experiencia, puesto que sus contratos van limitados en cuantía, en una proporción mucho mayor que los contratos de los veteranos. Pero si el talento joven que llega no es puntero hay que volver a empezar con la rueda de nuevo.
La ventana para crear un equipo ganador no era urgente con el ogro LeBron al frente de los candidatos en el Este, primero en Miami y luego en Cleveland. Lo cual permite que si se elige el mayor talento bruto en el draft y no está disponible para jugar de inmediato no es problemático. Así las sucesivas lesiones de los jugadores rookies de Sixers no preocupan ni alteran el plan maestro de Hinkie.
Autor: @tiradorymetedor